«Digo que la literatura comparada es el modo corriente de leer porque nadie lee de manera exclusiva su literatura nacional, ni siquiera los especialistas de las literaturas nacionales. Durante mucho tiempo las filologías castellana y catalana, con las que convivo, se caracterizaron por dedicarse sólo al gran río —siglo por siglo— de sus respectivos acervos nacionales. La tradición argentina, en cambio, se consideró siempre fuera de esa tentación absolutista, lo cual tiene que ver con la diferencia radical entre el surgimiento simbólicamente exógeno de las tradiciones americanas, que siempre vienen de otra parte, y la extensa configuración ilusoriamente endógena de las tradiciones europeas centrales.»
Nora Catelli
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En el futuro, alguien menos próximo a este libro podrá señalar desvíos que, en la admirativa cercanía con que lo he leído, todavía no percibo. Alguien hará la historia de estos ensayos, como Catelli hizo la historia de los textos que eligió leer para escribir. No es necesario agotar hoy las causas de sus elecciones, sino mostrar que, incluso dentro de la patria chica de la literatura argentina, es posible la mirada que otros comparatistas, otros filólogos y otros ensayistas tuvieron sobre el vasto paisaje de Occidente. El libro de Nora Catelli pertenece con todo derecho a nuestra cultura de mezcla.
Beatriz Sarlo
Prólogo
En prensa:
"Borges es inevitable, como son inevitables Shakespeare o Dante para las literaturas en inglés o en italiano, aunque la marca de Borges cumpla apenas un siglo. Vivimos en presente y renunciamos, en este punto, a arriesgar hipótesis sobre la larga duración. El peso de Borges en los ensayos de Catelli expresa ese reconocimiento. No hay una formación crítica sin Borges, excepto como opción ideológica radicalizada y programa estético. Debió ser leído y atacado, como sucedió en los años cincuenta. Pero no puede ser pasado por alto, excepto como gesto de alguien que no escribe ese nombre y al no escribirlo dice: «fíjense bien, porque no lo estoy escribiendo»."
Beatriz Sarlo para Infobae
«Desplazamientos necesarios proviene de un ensayo mío sobre El concepto de ficción de Juan José Saer. El desplazamiento aludía al movimiento entre sus ensayos y su obra de creación. Un desplazamiento –de ahí el término– muy singular, muy raro en esa época, entre lo completamente acabado tanto en forma como en ambición, que es su obra, y lo no concebido como perfecto, sino más bien como algo esforzado, algo que muestra a alguien que no busca en el ensayo la perfección a la Adorno sino el apunte, el recorrido de alguien que estudia. Nunca está a la moda Saer en los ensayos. Eso me gustaba, me gusta. Y al llevar esos “desplazamientos necesarios” de uno de los artículos al título del libro, se convirtió en definitorio de mi propia situación ».
Por Edgardo Dobry para Revista Ñ