«Como el chisporroteo de un tizón removido, como si abriera las puertas de una jaula, vuelan, cual pájaros, sucesos y episodios. Atrapo unos, se escapan otros, y todos tienen la virtud de emocionarme y sensibilizar con suaves rasguños mi vida de hoy.»
Tengo ganas de risas raquel reúne por primera vez la obra poética de Elvio E. Gandolfo, desde los poemas aparecidos en los setenta en las publicaciones colectivas De lagrimales y cachimbas, Poesía viva de Rosario y La huella de los pájaros hasta el primer y segundo trimestre de El año de Stevenson.
El lector tiene ahora en sus manos un verdadero milagro. Parafraseando a Amaro Villanueva, uno de sus primeros exégetas, esta edición de Los estudiantes viene a reparar una triple injusticia: con nuestra literatura, que se ha visto empobrecida con la ausencia de esta excepcional estudiantina, género hasta ahora sostenido exclusivamente por la Juvenilia de Miguel Cané; con nuestra cultura, que ha sido privada de este testimonio fundamental de la época de oro de la Escuela Normal de Profesores de Paraná; y, finalmente, con su autor, que enseña aquí, con maestría, la elegancia de su escritura, su concepción del humor como método de conocimiento y el brillo de una erudición que surge del aprendizaje incesante de la vida y sus lenguajes.
Luego de su muerte, entre los papeles de Alberto Gerchunoff (1884-1950) se encontró una Autobiografía fechada en 1914 en París. Estas hojas manuscritas, en apretada tinta azul, cuentan en primera persona la historia de alguien que logró, en menos de treinta años, pasar de ser un pobre niño del Imperio ruso que no hablaba castellano a un ciudadano argentino experto en el Quijote.